Acerca de Nosotros
Somos Andoni Elías, pianista y creador del método Move Your Fingers on the piano y Arantza Hernáez, violonchelista, también profesora de música y corresponsable de la edición de estos libros.
Andoni Elías
(Bilbao, 1958)
Toda la vida he encontrado músicas que me atraían en todas las épocas y estilos. Cuando empecé, de niño, a tocar el piano, mi profesora me enseñaba la música clásica (así conocí pronto a Bach), mi padre me compraba partituras de las músicas que le gustaban a él (tangos, boleros, populares de mi región…) y yo me arreglaba mis canciones preferidas del momento. Todas me gustaban. Es decir, había momentos para cada una.
Después, durante varios años me dediqué a estudiar a fondo la música clásica y la antigua (gigantescas y apasionantes) que crearon unas sólidas raíces en mi vida, en la profesional y en la personal. Aunque, también, siempre aparecían por cualquier sitio otras músicas que disponían de sus espacios dentro de mí para según qué situaciones, pero parecía que cada género estaba en un compartimento estanco aislado de los demás.
En la vida profesional, he estudiado y trabajado otros estilos y he combinado algunos en mi repertorio y en los programas de mis conciertos. He visto, que no solo no se contradicen, sino que se aportan cosas unos a otros y se enriquecen mutuamente.
El piano es un instrumento muy versátil, está presente en muchos géneros musicales jugando papeles muy diferentes. Además es una gran herramienta para la composición y para hacer reducciones de música a varias voces por sus posibilidades armónicas, melódicas, polifónicas y rítmicas.
Como profesor, siempre he intentado que mis alumnos (especialmente en las primeras etapas) tocasen un poco de todo, para buscar entre distintos modos de expresión y para que estuvieran preparados tanto para seguir los estudios clásicos como para la música actual y popular.
Siempre he procurado que los estudiantes de piano tocasen juntos y con estudiantes de otros instrumentos, para que no sintieran el piano como un instrumento solitario. Como además he estudiado algo de anatomía y he trabajado unas cuantas técnicas corporales, he descubierto algunas cosas interesantes que creía que debía compartir e incorporarlas a la enseñanza del piano.
Durante los últimos 20 años he estado investigando en cómo hacer llegar esto a los principiantes desde las primeras sesiones. He buscado en muchos métodos de todas las épocas y trabajado con ellos, pero el material que encontraba para los muy principiantes me resultaba insuficiente, había algunas piezas apropiadas y bonitas pero eran pocas para todo el proceso y la mayoría de ellas tenían unas cosas, pero les faltaban otras.
Entonces empecé a escribir pequeñas piezas estructuradas sencillamente y muy simples técnicamente (como todos los métodos, para que los alumnos fueran aprendiendo paso a paso los rudimentos de la música), pero incorporando ya efectos musicales y recursos sonoros (dinámicas, articulaciones, cambios rítmicos…).
También quería que las piezas me sirvieran para situar al alumno ante el teclado de manera eficaz y cómoda a la vez, empezando con los dedos centrales, ya que una profesora de piano me descubrió que la mano y el antebrazo estaban muy estables de esta manera y se movían de manera más sencilla y fácil de asimilar ( antes de poner los 5 dedos), así se puede prestar atención a colocar bien el resto del cuerpo , sin tensiones excesivas.
Escribía las piezas pensando en que fuesen aprendiendo todo gradualmente y en los movimientos que yo quería que hiciesen. Después les añadía unos acompañamientos que las integraban ya en una música expresiva, rítmica, bonita, con atmósfera y que hacía disfrutar al alumno y también a quien la escuchaba (y a mí). Esto hacía que quisieran repetir y tocar más y yo conseguía que ejercitasen lo que yo quería, sin obligarles. Vi que además hacían perder el miedo a las partituras, a leer música.
Por otra parte, al ir haciendo pequeños ornamentos y cositas improvisadas desde el principio, se iban acostumbrando a pensar y a decidir mientras tocaban, a ver la partitura como algo abierto y a tener mayor capacidad de reacción. Las usaba tanto con adultos como con niños y adolescentes, incluso con algunos alumnos con alguna discapacidad.
Los resultados eran estupendos, los alumnos querían seguir aprendiendo y conseguir llegar a tocar los acompañamientos y otras piezas más complejas. Como en un juego en el que, a medida que se avanza, se van obteniendo mayores niveles de destreza, cada vez más retadores, excitantes y satisfactorios.
Arantza Hernáez
(Bilbao, 1963)
Hizo estudios clásicos de violoncello, aunque de niña empezó con el piano y también lo toca. Hemos trabajado muchos años juntos y por separado en los escenarios y en la enseñanza, en escuelas de música, conservatorios y también por libre preparando alumnos para los exámenes de ABRSM.
Compartimos el gusto por la variedad de estilos musicales y compartimos también bastantes puntos de vista sobre cómo introducir a la práctica de los instrumentos a los alumnos que dan sus primeros pasos.
Cuando le hablé de las piezas que estaba haciendo y del buen resultado que me estaban dando, me pidió arreglar y escribir algunas para cello y piano y para 2 cellos para probarlas con sus alumnos, ya que también a ella le costaba encontrar suficiente material musicalmente atractivo y didáctico a la vez para los principiantes. Le fueron muy útiles, sus alumnos trabajaban y progresaban contentos, la clase adquiría una atmósfera musical, de participación y de comunicación, que hacía al alumno más receptivo. Y a ella le ayudaban, ya que escuchaban sus consejos con mayor interés y atención.
Entonces comencé a hacer arreglos con las piezas y a probarlas, junto con Arantza y otros profesores, en instrumentos de cuerda y de viento, en grupos de cámara y en orquestas (en las que a veces se integraba el piano a 2, a 4, o a 6 manos) y también funcionaban bien y gustaban mucho, tanto a profesores como a alumnos. Además todo el mundo se interesaba por los acompañamientos. Todos querían tocarlos, conseguir mezclar los ritmos y darle un aire y una forma, realmente era música diferente, actual y divertida de tocar.
Todo eso nos ha animado a editarlas en libro, empezando por la versión para piano. Hemos seleccionado algunas piezas y juegos y las hemos ordenado para crear un aprendizaje gradual de los conceptos básicos de la música, de la postura (de una buena colocación ergonómica al sentarse ante un teclado) y de las posibilidades expresivas y creativas del hecho de tocar un instrumento, desde el primer contacto hasta el momento de empezar a estudiar el maravilloso y amplísimo repertorio del piano.